jueves, agosto 17, 2006

Mental Buzz


El sábado recién pasado la Ale, mi hermana mayor, se casó. ¿Fuertes palabras no? Pues si, la verdad es bastante extraño ser el único componente de mi casa que no está casado. (La Fran, mi otra hermana se casó en diciembre del año pasado)
Como bien corresponde en cualquier caso como este, el evento fue bien celebrado, bailado, tomado (Algunos un poquito más de la cuenta) y por supuesto comido. Fue un desfile de personas felicitándola, felicitando a mis papas y hasta algunos felicitándonos a nosotros sus hermanos, ¿por qué? No tengo idea, pero ¿hay que corresponder no? Al igual que en el matrimonio de la Fran, fue increíble, una noche que difícilmente se podrá olvidar.
La Ale al ser mi hermana mayor, siempre ha tenido la tendencia de tomar el rol de madre, segunda madre en todo caso. Es algo completamente comprensible y normal, pero por supuesto ha causado conflicto entre nosotros a lo largo de nuestras vidas. Hemos hasta llegado a ser calificados de fuego y pólvora, una combinación que no tiende a ser muy sana. Es obvio que esta relación ha ido madurando a través del tiempo, más aún pensando en que yo era realmente inmaduro y en buen chileno "prendía con cualquier cosa", bastaba una chispa para que yo explotara. Por suerte, yo he madurado muchísimo y al mismo tiempo la Ale también a cambiando fuertemente su actitud hacia mi.
Este siempre ha sido un tema muy sensible para mí, me cuesta el pensar que puedo llegar a sentir más por una hermana que por la otra, de entrada es algo que suena muy feo y siempre he querido borrar esa posibilidad de mi cabeza. Desde que mi madurez me lo permitió, intenté hacer un esfuerzo por cambiar las cosas y llegar a una mayor comunicación con ella. En un comienzo le hice una invitación a conversar que nunca se concretó y después de eso los intentos fueron cortas conversaciones cada cierto tiempo para ir mejorando el terreno para construir el edificio que yo sé que los dos queríamos construir de una vez por todas.
Así, nuestra relación mejoró sustancialmente, pero nunca llegó a ser lo que yo quería que fuese. EL susto se apoderó de mí y pensé que realmente no había nada que hacer, que ya era muy tarde. Después de eso me cerré ante la situación y di por sentando que no tenía caso y que no llegariamos a tener "hermandad ideal".
Llegó el sábado, la Ale entrando a la iglesia con ese hermoso vestido. Jamás la había visto de esa manera, se veía espectacular. Realmente espectacular. Sin darme cuenta, me pasó algo que no pensé que me podía pasar, se me apretó la guata. Todos mi sistema nervioso se puso atento a la realidad que tenía frente a mis ojos: La Ale se casó... se va... y me di cuenta que en verdad no quería que pasara. Se me escapó un sonrisa de la cara al darme cuenta de que se estaba casando con Coté, mi cuñado (¡Eso si que suena raro!), quien no podría ser una mejor persona. Agradecí el que se estuviese uniendo con alguien como el y lo bien que se ven juntos.
Ahora que lo pienso, me doy cuenta de una realidad fundamental: no es que haga una diferencia entre mis dos hermanas, solo que no puedo pretender que tengamos una relación exactamente igual porque eso no existe. Además la Fran tiene solo 3 años de diferencia conmigo y la Ale tiene 6, son contextos, tiempos y caracteres diferentes. A las 2 las amo muchísimo, haría y voy a hacer y dar todo lo que está en mi poder por ellas y no hay más vuelta que darle.


Piensa hacia adelante, mira, siéntate y analiza el presente, recuéstate y aprovecha el pasado. Renace cada día con lo aprendido y te darás cuentas que en cada nacimiento serás una mejor persona

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