COMO LLEGAR A DECIRLO. Como pasar el corazón, como mostrar el alma... como...
Crees que la claridad ya es parte de tu diario pasar. Crees poder ver todo, tener el universo en tus manos y manejarlo, tal moneda pasando de dedo en dedo. Pero cuando despiertas te das cuenta que estas dentro de una caja de vidrio, una pequeña caja de vidrio. Es verdad, tienes lo necesario: donde dormir, comer, entretenerte, trabajar y más aún. Pero sigue siendo una caja, el problema es que estás ciego, terriblemente ciego y torpe. No te das ni cuenta cuando corres y rebotas en las enormes paredes de cristal. Lo borras de tu mente instantáneamente y continúas con la costumbre. Una y otra vez, cada día.
A veces despierto de este sueño entorpecedor, a veces por minutos, a veces por horas, soñando no volver a dormir. Pero, ¿Que haces cuando te das cuenta de tu realidad y tratas de comunicarte con aquella personita que está apoyada al otro lado del transparente muro? Golpeé, grité, pataleé... ¡¡¡ESCUCHAME POR FAVOR ESCUCHAME!!! Nada. Absolutamente nada, estoy atrapado, solo me queda observar.
Observar la vida en el exterior, sus movimientos. Cada uno de los pasos que dan, los gestos, actitudes. Ya lo asumí, acerqué la silla al ventanal. Tomé algo para la sed, comida, una frazada y a esperar. Cada reflexión te torna más melancólico. Estoy paralizado, ya no me puedo mover, solo funciones mecánicas.
No es siquiera imaginable lo que provoca el sentir que algo está mal en lo que estás mirando afuera y no poder decir nada. Mi boca se retuerze, mis manos intentan escribir, pero es en vano, no ve nada. Como... COMO decir que claramente ves un desorden infernal. Un derrumbe de decisiones atarantadas, de cambios... Dudas, actos irracionales... Ves que todo es mantención, el querer que todo sea perfecto, pero sé que es una pintura, un cuadro que se ve precioso... Pero es solo un cuadro, no hay movimiento, el cuadro no tiene futuro, es estático. El cuadro es el pasado, pero el pintor que va dibujando la historia es el futuro, el decide que demonios va a salir de su pincel. Solo falta que deje de lado ese cuadro y sea capaz de comenzar a pintar uno nuevo.
Llega el momento en que pierdo el interés por lo que estoy viendo. ¿Cual es la gracia? Todo el tiempo es lo mismo. EXACTAMENTE lo mismo. Nada cambia, nada nuevo. Comienzo a darme cuenta que quizás sea mejor mirar otro lado del ventanal. ¿Como sabes que no encuentras otra historia? ¿O bien, como sabes que no vas a encontrar alguien que te vea, que realmente sea capaz de ver y sacarte del encierro?... quien sabe. Pero (siempre esa maldita palabra que todo cambia) a veces mi corazón da tumbos. En uno de esos días, he sentido que me ve. Que esa personita realmente me ve. Entrecierra sus ojos, fija la vista y sonríe. Nuevamente todo se revuelve. Miro al frente y vuelvo a ser incapaz de moverme.
Es en este punto donde me cuestiono. Tomo el cobertor de mi cama y tapo esa parte del ventanal. Es probable que esa noche tendré un frío terrible, pero rápidamente tras un par de noches la costumbre vencerá la novedad. O bien, sigo en la silla, corriendo el riesgo de echar raíces y convertirme en polvo con el pasar del tiempo. Pero esto lo hago manteniendo la vaga esperanza de que finalmente te vea y que romperas el cristal.
La respuesta es tan obvia, tan pero tan obvia que cuesta un mundo tomarla.
Crees que la claridad ya es parte de tu diario pasar. Crees poder ver todo, tener el universo en tus manos y manejarlo, tal moneda pasando de dedo en dedo. Pero cuando despiertas te das cuenta que estas dentro de una caja de vidrio, una pequeña caja de vidrio. Es verdad, tienes lo necesario: donde dormir, comer, entretenerte, trabajar y más aún. Pero sigue siendo una caja, el problema es que estás ciego, terriblemente ciego y torpe. No te das ni cuenta cuando corres y rebotas en las enormes paredes de cristal. Lo borras de tu mente instantáneamente y continúas con la costumbre. Una y otra vez, cada día.
A veces despierto de este sueño entorpecedor, a veces por minutos, a veces por horas, soñando no volver a dormir. Pero, ¿Que haces cuando te das cuenta de tu realidad y tratas de comunicarte con aquella personita que está apoyada al otro lado del transparente muro? Golpeé, grité, pataleé... ¡¡¡ESCUCHAME POR FAVOR ESCUCHAME!!! Nada. Absolutamente nada, estoy atrapado, solo me queda observar.
Observar la vida en el exterior, sus movimientos. Cada uno de los pasos que dan, los gestos, actitudes. Ya lo asumí, acerqué la silla al ventanal. Tomé algo para la sed, comida, una frazada y a esperar. Cada reflexión te torna más melancólico. Estoy paralizado, ya no me puedo mover, solo funciones mecánicas.
No es siquiera imaginable lo que provoca el sentir que algo está mal en lo que estás mirando afuera y no poder decir nada. Mi boca se retuerze, mis manos intentan escribir, pero es en vano, no ve nada. Como... COMO decir que claramente ves un desorden infernal. Un derrumbe de decisiones atarantadas, de cambios... Dudas, actos irracionales... Ves que todo es mantención, el querer que todo sea perfecto, pero sé que es una pintura, un cuadro que se ve precioso... Pero es solo un cuadro, no hay movimiento, el cuadro no tiene futuro, es estático. El cuadro es el pasado, pero el pintor que va dibujando la historia es el futuro, el decide que demonios va a salir de su pincel. Solo falta que deje de lado ese cuadro y sea capaz de comenzar a pintar uno nuevo.
Llega el momento en que pierdo el interés por lo que estoy viendo. ¿Cual es la gracia? Todo el tiempo es lo mismo. EXACTAMENTE lo mismo. Nada cambia, nada nuevo. Comienzo a darme cuenta que quizás sea mejor mirar otro lado del ventanal. ¿Como sabes que no encuentras otra historia? ¿O bien, como sabes que no vas a encontrar alguien que te vea, que realmente sea capaz de ver y sacarte del encierro?... quien sabe. Pero (siempre esa maldita palabra que todo cambia) a veces mi corazón da tumbos. En uno de esos días, he sentido que me ve. Que esa personita realmente me ve. Entrecierra sus ojos, fija la vista y sonríe. Nuevamente todo se revuelve. Miro al frente y vuelvo a ser incapaz de moverme.
Es en este punto donde me cuestiono. Tomo el cobertor de mi cama y tapo esa parte del ventanal. Es probable que esa noche tendré un frío terrible, pero rápidamente tras un par de noches la costumbre vencerá la novedad. O bien, sigo en la silla, corriendo el riesgo de echar raíces y convertirme en polvo con el pasar del tiempo. Pero esto lo hago manteniendo la vaga esperanza de que finalmente te vea y que romperas el cristal.
La respuesta es tan obvia, tan pero tan obvia que cuesta un mundo tomarla.
1 comentario:
Yo creo que si existe alguna magia en este mundo no está en tí ni en mí sino en el encuentro, en el intento... en ese espacio que se genera
Involucrarme sentimentalemnte... entregar parte de mi corazón, cabeza, tiempo. Sí, ahí está la riqueza de las relaciones, que sean parte de mi vida, mas no que sean mi vida.
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