lunes, junio 05, 2006

Cuando la lejania no es suficiente

Intento alejarme. Todo me lo pide. Mi cuerpo, mi sanidad. Digo: bueno, si me voy quizás… solo quizás no sea necesario pensar en ello, en ella. Pero aquí estoy, en el cumpleaños de mi madre sentado frente a mi computador escribiendo. No tengo Internet, no tengo teléfono… Estoy COMPLETAMENTE alejado de todo, pero es inevitable, 100% inevitable. No puedo dejar de pensar en… Realmente no puedo… Me retuerce el alma. Me destroza cada célula consciente de mí ser. Basta con que la conversación tenga cierta relación y ahí… surges….Dios… ¿Qué voy a hacer?

He intentado el odio. He escuchado consejos. He pensado en la simplicidad de decir, “bueno, ¡si no es nada! Solo 2 semanas… ¡2 SEMANAS!!!!! He pensado en la madurez de la experiencia, de vivir cada momento escuchando lo que has vivido antes. Abriendo los ojos al pasado, tomando ese camino antiguo que tan fácilmente te puede pavimentar lo que vivirás después. En ese futuro cercano que marcará los pasos de aquello que podrías llegar a vivir en un futuro más lejano, más fuerte, resistente a cualquier intervención de sentimientos fútiles, simples, vanos…. Ilógicos.

Lo ilógico. Cuan fácil sería acusar de ilógica personita… Cuan fácil sería elegir ese camino. Pero yo se que no es así y no estoy solo en ello. Cuantas veces más deberé ejercitar mis manos, cuantos veces más estaré sentado frente a estas teclas antes de tener realmente una decisión. Antes de poder decidir que es lo que me lleva. Que es lo que me mueve a seguir. A tomar la siguiente intersección... ¿Derecha? ¿Izquierda? ¿Recto, igual que siempre? Mierda… realmente ya no sé que hacer.

Sólo te pido que tomes una consideración más. Sólo una vez más. Quizás que siga escribiendo bajo su nombre. Quizás que las palabras no sean capaces de retenerse y la fuente misma de ellas me obliguen a sentarme de nuevo frente a este teclado y me empujen a presionarlas, una a una. De la misma manera que me obligan a escribir “h o l a” cuando realmente debería estar cerrando la tapa.

Digo y pregunto… ¿Por qué no me mata? Por qué siendo que tiene calor, siendo que cada parte de su cuerpo tiene algo que la apoya, algo que cuando siente necesidad va a tener respuesta. Yo sé que puede ser difícil. Difícil de tomar una decisión de perder el pasado siendo que este es seguro. Pero… ¿Por que mierda no me puede hacer desaparecer?

Lejanía, No sentarse cada día frente al PC y mirar… mirar… tú sabes… aquello que me permite comunicarme sin comunicarme. Entrar en mi cabeza sin estar realmente presionando para que yo la muestre. Mis pensamientos, abiertos al mundo, abierto para aquellos que deseen verlos... Dios... Libro abierto, ¿vale la pena?

Yo lo dije, una y otra vez. Capacidad de comunicación no tengo, no quiero tener. Difícilmente mis manos son capaces de iniciar algo que me va a retorcer el corazón… Pero quiero escuchar, quiero entender. Cada día reviso aquellos pocos caminos que me permiten una explicación. Pero no hay nada, NADA… Por favor, necesito una respuesta. Comienza una nueva etapa... 2 en realidad. Primero un gran cambio, apertura a lo nuevo. Comienzo de lo antiguo, embarque en aquello que tanto futuro da, pero tanto retiene hoy. Segundo, tomar una decisión… comenzar algo que no sé si quiero, pero me hace bien. Me va a distraer, relajar. Me va a hacer olvidar aquello que me destruye, me desarma…. Solo falta un pequeño esfuerzo, un paso más y este camino va a dejar de estar disponible, alguien lo va a recorrer… ¿Quién sabe? Quizás sea la satisfacción necesaria para olvidar, liberarse.

Lo que nunca va a desaparecer, es ese quizás… ¿Y SI?

La sentaría… Frente mío… Para hacer una sola pregunta: ¿Serías capaz de decir, mirándome a los ojos, que estás segura? Si es así, pues, es todo lo necesario.

Queda poco…

Quizás muy poco

Por favor, no me obligues.

No hay comentarios.: