lunes, mayo 22, 2006

Costos bajo la manga

"El amor, bien entendido por cierto, no es así. Amar es tranzar la propia felicidad por la del otro. Algo muy diferente al sentirse enamorado. Importando poco la propia felicidad, transamos todo para que quien queramos esté feliz. Esto, porque en su felicidad está la nuestra."
Narciso
Fuertes palabras amigo mío. Como puede ser que después de mantener una posición férrea durante todo el proceso podamos darnos cuenta en tan sólo un segundo de un posible error. ¿Realmente me habré ahogado en egoísmo? ¿Puede ser realmente que a veces seamos tan ciegos en la búsqueda de nuestro objetivo de encontrar nuestra propia felicidad, que no somos capaces de salir de nuestro camino, como caballo de carreta, sin capacidad de mirar a los lados?

No puedo negar que me confunde, profundamente. Por un lado esa sensación sincera de estar ahí por ayudar, de querer hacer lo máximo posible para mitigar el dolor del otro, apoyar, querer, ceder toda gota de orgullo que yace en tu interior... Pero.... ¿es así? ¿O realmente se está ahí para complacer la falta de cariño? ¿Llenar ese espacio vacío que tienes dentro? ¿ ¿Esa incapacidad crónica de estar sólo? ¡¡¡PERO SI NO HICE NADA!!! Mmm ¿realmente? Piénsalo bien, ¿realmente no te encargaste pieza por pieza de "marcar territorio" todo lo que te fue posible? Intentar sin cese de estar ahí, lograr de la forma más brutal posible generar una imagen tuya más fuerte y firme en su cabeza?

OK, te lo concedo el tango se baila de a 2. Pero, ¿quien era el extranjero? ¿Quien estaba jugando a la ruleta rusa? Claro, es bastante fácil lograr deshacerte de las culpas mirando los actos y sentimientos del otro. Por favor, ¿quien entonces es el que debe poner la madurez en el proceso? No entiendo por qué todos intentan dejar al otro la responsabilidad. No, tú no eres así.

Cada vez que actuamos bajo ciertos patrones de comportamiento, tenemos un método, un sistema. El hombre es un animal organizado, peligrosamente organizado. Es tanto así que hasta logramos auto convencernos de que las razones de nuestros actos son puras y positivas. Solo un profundo nivel de autocrítica nos permite salir de ese foso y ser capaces de analizar y quizás aprender algo de nuestros actos y comportamientos.

En el fondo, solo me queda una sola cosa por decir:

Perdón.

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