viernes, julio 25, 2008

Memories 7… New York New York



La tormenta había pasado. Mientras cabeceaba contra el respaldo de mi asiento, mi cabeza funcionaba a mil revoluciones por minuto. ¿Por qué? ¿Cómo? ¿Sí???... No pude dormir siquiera un minuto durante el vuelo. Intenté mirar las películas, jugar Sudoku, hasta leer. Nada podía liberar mi pensamiento. Ahí aparecías tú a cada segundo. No sabía realmente si lo iba a poder hacer. ¿Iba a ser lo mismo?

Mientras buscaba mi maleta, todavía no caía que estaba en New York. Sólo caminaba en forma autómata. Ahora ya tenía la mente en blanco, nada más quedaba por pensar. Lo que vendría… vendría.

Arrastrando la maleta sintiendo la ansiedad de un niño que viajó sin sus padres, camino fuera del área de seguridad buscándote con mis ojos. Ahí estás. Después de todo el tiempo que había pasado dudando y pensando desde la tormenta, mis dudas se fueron en un segundo. La sensación en mi estomago volvió con toda su fuerza. Eras tú… Mi media naranja. Sólo quería abrazarte y mientras lo hacía, sentí que me volvía el alma al cuerpo. Nada más que pensar.

No hay mal que por bien no venga. La cabeza puede regir nuestro diario vivir, puede ser la que sin duda va a estar encargada de que avancemos y podamos funcionar en forma correcta. Nunca la podemos dejar de lado. Pero hay situaciones donde la cabeza no te puede dar una respuesta. Esta es demasiado difusa. Es algo que te tiene que decir tu cuerpo al sentir ese cosquilleo en la panza mientras miras a la persona que amas. O ese cambio de humor sin razón cuando pasas mucho tiempo sin verla. Como cuando estas sólo y te ríes sin causa aparente, aunque sabes muy bien por qué. La razón no tiene cabida en eso y hasta te puede jugar en contra.

Nada más que pensar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

ey ey ey....miercoles y viernes, ahi como que falta un día no?