martes, junio 03, 2008

Recuerdos... El primero de muchos

Dicen que los recuerdos son la base de las relaciones. Los recuerdos son la columna vertebral de una vida en conjunto. Todo... Desde saber exactamente cual es la flor que más le gusta a tu media naranja; hasta el como la forma en que criaste a tus hijos, se puede apreciar cuando este ya decide que quiere hacer con su futuro.
¿Sólo buenos recuerdos? No lo creo. Los buenos recuerdos te inspiran. Te empujan hacia adelante, te dan la razón cuando intentas justificar el porqué de todo. Cuando ya no crees en más nada, basta un recuerdo lo suficientemente fuerte como para demostrarte y justificar cada una de las cosas que han pasado. Te sacan esa sonrisa perdida cuando crees que no hay más nada por lo que sonreir. Te vitaliza el corazón.

¿Los recuerdos malos? Creo haberlo dicho de muchas formas. Es aprendizaje. Cada recuerdo tiene una razón de ser. ¿Cómo sabríamos lo que es realmente alegría si nunca hubiesemos sentido dolor? ¿Cómo podrías tener el instinto paternal de proteger a tu hijo o tu pareja, si no tienes idea del daño que puede hacer ese peligro?
Si no es suficiente, piensa en quién trata con más fuerza que su hijo no fume, un fumador o alguien que nunca lo ha probado. Creo que habla por si mismo. ¿Porqué crees que le dices a tu pareja que no te mienta? ¿Que eso hace daño? ¿Intuición?... Lo dudo... ¿que no hayas mentido nunca?... Ja! Decir que lo dudo es ser casi simplista. Increiblemente, a veces tenemos que hacer daño para aprender. Quizás se aprenda para el futuro y con alguien diferente, pero eso se define con otros factores.
Finalmente, los recuerdos malos son bases para lograr construir con más fuerza los buenos recuerdos del futuro. No creo que se deban olvidar, no es necesario sacarlo a relucir por hacer daño, pero creo que el fondo y la esencia de lo que aprendiste con eso no se puede olvidar. ¡Sino nunca vamos a crecer! Yo prefiero empujar a creer que con eso se llega más adelante, no a frenarse en seco y aprender de lo que te dice el dolor y no pensarlo más. Nunca vas a crecer realmente si no incluyes en tu vida y haces tuyo lo que te forjó... Aunque sea a palos.
Lo prometido es deuda y si esto significa que debo escribir, creo que intentaré en los siguientes días, al menos algunos, hablar de aquellos recuerdos que nos marcaron. Siempre el tiempo que pasó marcando el paso para el que viene.

Difícil sería que no se viniera primero a mi mente. Era tarde, una noche de celebración. Todo comenzaba. Todo un año por delante, yo venía recien conociendote a ti, mi media naranja. Poco a poco mi cuerpo y mi alma me iban diciendo que estaba conociendo al amor de mi vida.
El flirteo estaba en el aire, los comentarios eran sutiles, las miradas profundas. Decidiste ir por algo para tomar y yo dificilmente me iba a negar. El alcohol ya corría por nuestra sangre suavemente.. Aunque quizás no tanto. Yo me quedé mirando tu espalda mientras tu te alejabas, ignorante de que no te podía sacar los ojos de encima.

Te seguí cada movimiento, mientras simulaba estar sumamente ocupado bailando con el resto. Después de pagar, te ibas encaminada a buscar el preciado licor. Sin más algo me empujó. A pesar de que estaba nervioso de pies a cabeza y no tenía la menor idea de lo que iba a suceder, mi pies me guiaron a tu encuentro. Te atajé en el camino y me miraste con cara de sorpresa mostrando una de tus sonrisas que me cautivaron desde el inicio.
No sabías que estaba haciendo ahí... menos si yo no era capaz de modular una palabra y sólo traté de mostrar una sonrisa que expresara lo que sentía. Cuando ibas a retomar tu camino, logré escupir un tímido y tartamudo "X.x.ime...". Me miraste de nuevo y no alcanzaste a decir nada cuando te robé nuestro primer beso. No fuiste capaz de rechazarme pero tampoco te uniste a mi por mucho tiempo y retrocediste abriendo de par en par tus ojos. Sin decir más nada, te fuiste en búsqueda del preciado licor......
Ya sólo, con mi estomago hecho un nudo, únicamente fui capaz de sonreir para mi mismo e intenté pensar en lo que se venía. Oficialmente, me había enamorado.
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Uno de muchos recuerdos, quizás por ser el primero, uno de los más preciados. Acompañame de la mano que te voy a ir contando nuestro camino desde el inicio.

2 comentarios:

Eli dijo...

Es absolutamente cierto eso de que los recuerdos son la columna vertebral de una vida,pero no solo de una vida en conjunto, si no de tu propia vida; porque los recuerdos son experiencias y las experiencias son las que ahora te han hecho ser tal y como eres y las que te seguiran forjando. Un saludo.

Polo dijo...

Los recuerdos no son tan importantes como lo que aprendiste (o debiste aprender) de los mismos. Ten en cuenta además que solo recuerdas lo que fue significativo. Quiza la pregunta vaya por entender porque recuerdas esas cosas y no otras...

Vamos todavia!